Ni coches, ni calles, ni direcciones ni tan siquiera la entrada a los toros han sido impedimento para la circulación de nuestras queridas gaiatas.
Y por la noche hemos participado en el desfile más divertido, libre e irreverente de las fiestas. Tras concentrarnos frente al edificio de Correos hemos salido con la banda de Italia detrás, ¡pero no nos ha hecho falta en absoluto! (creo que no seríamos capaces de recordar ni uno solo de los temas que han interpretado). Un simple silbato en la boca del conductor, Iván, y muchas ganas de pasarlo bien ha sido ¡más que suficiente!.
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